Blog de la Sección Sindical de UGT Estiba en el Puerto de Bilbao

19 mayo 2020

Crónicas desde este lado del frente (I)

No cabe duda de que el viernes 13 de marzo de 2020 es una fecha que seguramente va a habitar durante mucho tiempo la memoria colectiva de los españoles. Ese día el presidente del gobierno, Pedro Sánchez, en una comparecencia que en principio no estaba prevista, se dirigió a todos los ciudadanos para anunciar la intención del gobierno de declarar el estado de alarma debido a la crisis sanitaria ocasionada por la Covid-19.  Las cifras oficiales en aquel momento eran 5180 infectados y 138 fallecidos.

Los representantes  de UGT en Bilboestiba tuvimos la oportunidad de ver juntos esa comparecencia, pasadas las tres y media la tarde, en un bar cercano a la sede del CPE. Aún no habíamos comido y ya era tarde para buscar un sitio donde hacerlo: unos pintxos, una ensalada y unas cervezas nos sirvieron para reponer fuerzas (gracias, Ana) mientras comentábamos lo que anunciaba el presidente, elucubrábamos sobre el futuro inmediato sin vislumbrar ni por un momento lo que estaba por venir, y comentábamos las novedades que sobre la negociación del convenio se habían producido a lo largo de la mañana.

No pudimos quedarnos mucho tiempo porque que a las cuatro de la tarde habíamos quedado con el resto de miembros del comité y de las diferentes secciones sindicales para retomar la reunión que, desde primera hora de la mañana, veníamos manteniendo; sólo interrumpida durante esa rato que empleamos para reponer fuerzas.

Mientras en el bar comentaban lo que se acababa de anunciar y la incertidumbre por su futuro inmediato ─a falta de conocer todos los detalles, que se publicarían posteriormente en el BOE, ya se sabía entonces que los colegios, bares y demás locales comerciales tendrían que cerrar durante los siguientes quince días, aunque todos sospechábamos que posiblemente fuera durante algo más de tiempo─ de ninguna manera podíamos entonces imaginar lo que se nos venía encima y cuanto íbamos a echar de menos la hasta ese momento tan denostada normalidad. Cuando caminábamos hacia la sede de Bilboestiba apenas podía verse gente por la calle a pesar de la agradable y soleada tarde que se había quedado.

Para ese día los representantes sindicales estábamos convocados para una nueva reunión de negociación del convenio colectivo, en concreto iba a ser la octava desde que se formara la mesa negociadora a finales de diciembre de 2019; siete reuniones, siete fracasos, ese había sido el balance hasta ese momento, y ya entonces parecía que la voluntad negociadora por parte de los representantes de las empresas era inexistente, y que más bien parecía querer todo lo contrario: cerrar todas las puertas y que los trabajadores eleváramos el tono, parece ser que ya tenían preparado su ataque mediático.

Esa es una batalla ─la mediática─ que sabemos muy bien que no podemos ganar, entre otras cosas porque no pelearemos nunca en igualdad de condiciones, ni contamos con los altavoces propagandísticos con los que cuentan ellos ni con la falta de escrúpulos de unos y otros; los trabajadores tenemos otros recursos y dadas las circunstancias se podría decir que había llegado el momento de acudir a ellos. Hemos dado muestras en todos estos años de nuestra paciencia y voluntad negociadora, tantas que alguno ha debido confundirlas con síntomas de debilidad. Puede que tenga razón, o puede que no, y es posible que en breve tengamos ocasión de comprobarlo porque parece que esto se va a tener que arreglar a la manera tradicional.

Finalmente la reunión del día 13 no llegó a celebrarse porque el día anterior, a última hora  de la tarde, la dirección de la empresa comunicó a la parte social su decisión de aplazarla "como medida de prevención, a fin de contener la expansión del Coronavirus COVID-19" rezaba en la comunicación recibida. La representación social decidimos mantener nuestra agenda y reunirnos en solitario para analizar la situación y tomar las decisiones oportunas, tanto por lo que a la mesa negociadora respecta, como a las novedades que en materia laboral, y de prevención pudiera suponer la expansión de los contagios que por entonces ya se estaba produciendo. Los representantes de los empresarios, los de las filtraciones a prensa o los comunicados por escrito y sin dar la cara, prefirieron borrarse muy a última hora excusándose en la prevención y en la contención del virus; una falta de respeto se mire por donde se mire porque entonces aún no había estado de alarma, ni limitaciones de reuniones, ni de circulación, y sus trabajadores, nosotros, seguíamos, seguimos y seguiremos acudiendo a diario a nuestro puesto de trabajo.

No acudieron a la reunión pero en cierta forma sí estuvieron presentes. No dieron la cara pero le encargaron al director general que la diera por ellos. Mientras se quedaban en sus oficinas para contener el coronavirus, mandaban una carta con la que pretenden terminar con un acuerdo que lleva  aplicándose en el puerto de Bilbao desde que fue firmado en 1995, unos meses después de aprobarse la Ley 14/1994, de 1 de junio, por la que se rigen las empresas de trabajo temporal. Ese acuerdo ha servido para regular durante los últimos 25 años el trabajo de los estibadores eventuales, sus condiciones laborales, salariales y las condiciones para garantizar y consolidar su paso a trabajadores fijos de plantilla bajo ciertas premisas de un incremento no puntual de la actividad, y mantenido en el tiempo.

Así comienza el acuerdo. Un acuerdo para garantizar el trabajo en puntas de actividad...


Mas del 90% de la plantilla actual de estibadores del puerto de Bilbao comenzó a trabajar en el mismo a través de empresas de trabajo temporal, pasando a formar parte de la plantilla fija cuando las circunstancias de actividad, reposición de jubilaciones, y consolidación de nuevos tráficos lo aconsejaban; siempre bajo el paraguas de la negociación colectiva entre empresas y sindicatos.

...pero con clara vocación de controlar la eventualidad tradicionalmente tan ligada al trabajo en la estiba ...

Eso es lo que queremos proteger algunos sindicatos, no porque queramos perpetuar a nuestros compañeros en una ETT, sino por todo lo contrario, ya que su cumplimiento en letra y espíritu garantiza su incorporación como trabajadores con todos los derechos. Eso es lo que quieren cargarse las empresas estibadoras del puerto de Bilbao, porque pretenden es prolongar la eventualidad sin condiciones, extender su ámbito de aplicación y hacer de nuestros compañeros trabajadores precarios de por vida.


... y transformarlo en empleo de calidad.

Y en eso estábamos los estibadores del puerto de Bilbao cuando la Covid-19 entró en nuestras vidas, en las vidas de todos, y paso a ser el principio y el fin de todo; jugándonos nuestro futuro y sobre todo el de nuestros compañeros eventuales. No hizo falta que nadie nos sugiriera que estos temas debían pasar a un segundo plano; puede que no seamos muy listos, pero todos teníamos claro cual debía a ser nuestra prioridad durante las siguientes semanas, que luego se convirtieron en meses. Nadie tuvo que pedirnos una tregua, desde el primer minuto dimos por hecho que así sería, aún a pesar de que la ultima noticia que habíamos tenido de los representantes de las empresas había sido una declaración de guerra en toda regla, por escrito y mediante intermediario, eso sí.

La decisión ni siquiera necesitó ser discutida entre nosotros, y llegó como algo natural. A partir de entonces y mientras el estado de alarma siguiera presente nos dedicaríamos a cuidar de nosotros, de los nuestros y a tratar de garantizar que nuestro trabajo se pudiera desarrollar bajo unas condiciones mínimas de seguridad y salud, conscientes de nuestra responsabilidad hacia nuestros conciudadanos.

Nuestras cuitas particulares quedarían para un momento más oportuno, y la declaración de guerra tendría su oportuna respuesta cuando lo peor de la crisis sanitaria estuviera superada. Parece ser, sin embargo,  que el otro bando no tiene tanta consideración por las necesidades de la comunidad y por las prioridades del momento, y sigue disparando sus cañones en forma de filtraciones interesadas e intoxicaciones en la prensa: noticia de Transporte XXI.

Nosotros sí queremos que nuestros compañeros eventuales, que llevan todos más de 12 años en esta situación, trabajen noches y festivos como lo hacemos nosotros. Nosotros si queremos compartir nuestros privilegios con ellos, porque parece ser que ahora tener un contrato de trabajo con derecho a cotización completa, descanso semanal y vacaciones se ha convertido en un privilegio. Y por supuesto que somos solidarios con ellos ─esa es una característica que aún hoy en día distingue a la clase trabajadora de cierta "elite" que no soporta que les podamos mirar a los ojos y decirles lo que pensamos─, de hecho nuestra principal reivindicación en las negociaciones de convenio ha sido acabar con la eventualidad de nuestros compañeros y acordar un calendario de entradas de ese colectivo al CPE. La solución que les ofrecen los "empresarios" consiste únicamente en perpetuar su precariedad laboral de por vida, sin ninguna garantía de estabilidad laboral que les permita un desarrollo personal acorde a una sociedad moderna y avanzada. Por ese camino no solo no van a encontrar el apoyo de los estibadores y sus representantes, sino que nos van a tener en frente siempre.

Curiosamente, ese no fue el único comunicado por escrito que los estibadores recibiríamos aquel viernes 13 de marzo de 2020. Aunque de eso hablaremos en  la siguiente crónica desde este lado del frente... o no. Ya veremos.


UGT ESTIBA BILBAO

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