Blog de la Sección Sindical de UGT Estiba en el Puerto de Bilbao

04 mayo 2013

DIA INTERNACIONAL DE LOS TRABAJADORES

Pensará más de uno que volvemos a llegar tarde, como ocurrió en la entrada sobre el Día Internacional de la Mujer Trabajadora, sólo que esta vez es para recordar a los Mártires de Chicago, héroes del movimiento obrero y en homenaje de los cuales se celebra la jornada reivindicativa del Primero de Mayo.

Y es precisamente, el carácter reivindicativo de ese día, lo que más se echa de menos actualmente. Si para muchos trabajadores el 1 de Mayo se ha convertido en un día de fiesta más, quizás sea porque se ignora su verdadero significado y no se conoce la historia que hay detrás. Y cómo esa historia no se enseña en los colegios, hemos de ser los propios trabajadores quienes hagamos un esfuerzo para conocerla y transmitirla.

La celebración del 1º de Mayo está ineludiblemente ligada a un gran logro de la clase obrera: la consecución de la jornada de 8 horas. Aquellos que se animen a conocer y profundizar en los acontecimientos que rodean dicha lucha no podrán ser, ahora, tan condescendientes con quienes quieren arrebatarnos ese derecho, y lo valorarán en su justa medida. Ya no les será tan fácil doblegarse dócilmente a las exigencias de estos nuevos tiempos, en los que los protagonistas cambian, pero la historia es siempre la misma, ayer, hoy y mañana: explotados contra explotadores.



Lucha por reducir la jornada laboral.

En los albores del siglo XIX las condiciones de los trabajadores en las fábricas europeas y norteamericanas eran penosas, y la jornada laboral se alargaba hasta las 13 o 14 horas diarias incluso entre las mujeres y los niños. 

Hacia 1830 comenzaron en algunas ciudades del nordeste de Estados Unidos las primeras movilizaciones en favor de la reducción de la jornada laboral a diez horas. Así aunque los trabajadores movilizados en Boston no obtuvieron un gran éxito, si lo obtuvieron algunos sectores en Nueva York o Filadelfia.

En 1847 el parlamento inglés aprobó la jornada de 10 horas, y aunque los industriales y burgueses se negaban en su mayoría a acatarla, este logro  infundió mayor fuerza al movimiento obrero de Norte América, logrando pequeñas victorias en su lucha por obtener la reducción del tiempo de trabajo.



El objetivo de las 8 horas.

Una vez que la jornada de trabajo había conseguido reducirse de forma efectiva a cerca de 11 horas diarias, la segunda mitad del siglo supondría la lucha obrera por conquistar las 8 horas de trabajo. Así la Asamblea Nacional del Trabajo (Baltimore, 1866), con presencia de decenas de organizaciones sindicales declara:

"La primera y gran necesidad actual, para liberar a los trabajadores de la esclavitud capitalista, es la promulgación de una ley que establezca la jornada laboral de 8 horas en todos los Estados de la Unión. Estamos decididos a todo para obtener este logro."

Apenas dos años después (Junio, 1868) el presidente norteamericano Andrew Johnson, promulgó la Ley Ingersoll que establecía las 8 horas diarias de trabajo para los empleados públicos y para las empresas que contrataran obra pública.

Sin embargo a pesar de la ley Ingersoll, los contratistas más importantes de obra pública se negaban a aplicarla de forma efectiva, y además los trabajadores industriales seguían teniendo largas jornadas de 11 o 12 horas.

En 1873 se produjo una gran depresión económica que duró casi dos décadas y que no hizo sino empeorar las condiciones de vida de los obreros a lo largo y ancho de todo Norteamérica. Cientos de miles se quedaron sin empleo y con el exceso de aspirantes, comenzaron a bajar los sueldos y se produjo una regresión en las conquistas sociales. 

Así cualquier manifestación  obrera acababa duramente reprimida por la policía o por las milicias  privadas al servicio de la burguesía. Si esto no fuera suficiente, la prensa en poder de la clase dominante animaba a reprimir duramente las protestas de los trabajadores o a alimentar con plomo a quienes reclamaban comida y techo para poder sobrevivir ante la falta de trabajo. 



Organización Sindical.

Por aquel entonces los sindicatos eran organizaciones ilegales y clandestinas. Las fabricas no contrataban a trabajadores organizados y despedían a aquellos que intentaran organizarse dentro de las mismas. La policía dispersaba violentamente las reuniones y encarcelaba a sus organizadores. 

A pesar de todo los obreros norteamericanos siguieron organizándose y así en 1881 se fundó la Federación Americana del Trabajo (AFL) cuya principal motivo de lucha fue desde el principio la consecución de la jornada de 8 horas. En su congreso de 1882 los delegados de Chicago presentaron una declaración para extender la jornada de 8 horas:

“Como representantes de los trabajadores organizados, declaramos que la jornada de trabajo de 8 horas permitirá dar más trabajo por salarios aumentados. Declaramos que permitirá la posesión y el goce de más bienes por aquellos que los crean. Esta ley aligerará el problema social, dando trabajo a los desocupados. Disminuirá el poder del rico sobre el pobre, no porque el rico se empobrezca, sino porque el pobre se enriquecerá. Creará las condiciones necesarias para la educación y mejoramiento intelectual de las masas. Disminuirá el crimen y el alcoholismo... Aumentará las necesidades, alentará la ambición y disminuirá la negligencia de los obreros. Estimulará la producción y aumentará el consumo de bienes por las masas. Hará necesario el empleo cada vez mayor de máquinas para economizar la fuerza de trabajo... Disminuirá la pobreza y aumentará el bienestar de todos los asalariados”.

Ante el escaso eco que sus demandas hallaban entre la clase política, los dirigentes sindicales decidieron cambiar de estrategia. En este sentido, en su IV congreso celebrado en Chicago durante el mes de Noviembre de 1884, resolvieron que a partir del 1º de Mayo de 1886 la jornada laboral pasaría a ser de 8 horas, y que en cualquier fábrica que no se aceptara, los obreros se declararían en huelga indefinida hasta lograrlo.



El día 1 de Mayo. 

La declaración que aprobó el congreso decía concretamente:

“La Federación de Sindicatos Organizados y Uniones Laborales de los Estados Unidos y Canadá ha resuelto que la duración de la jornada de trabajo, desde el 1º de mayo de 1886, será de 8 horas, y recomendamos a las organizaciones sindicales de todo el país hacer respetar esta resolución a partir de la fecha convenida”

Ante la inminencia de la llegada del primero de mayo y gracias a un magnifico trabajo de propaganda e información el movimiento obrero ganaba pujanza día a día. En vista de la nueva situación numerosas factorías se adelantaron al día señalado, y así en el mes de Abril decenas de miles de trabajadores consiguieron las 8 horas sin disminuir su salario.

El día 1 de Mayo 5.000 factorías por todo el país quedaron paralizadas y  se movilizaron mas de 400.000 obreros para exigir la jornada de 8 horas. En total más de 120.000 obreros lograron las 8 horas el mismo 1 de Mayo. A fin de mes serían mas de 200.000 y un millón antes de terminar el año.

"Jamás en este país ha habido un levantamiento tan general de las masas industriales” (expresaba un informe de la AFL).El deseo de una disminución de la jornada de trabajo ha impulsado a millares de trabajadores a afiliarse a las organizaciones existentes, cuando muchos, hasta ahora, habían permanecido indiferentes a la acción sindical”.



El caso de Chicago.

En Chicago la situación era mucho peor que en el resto de ciudades del país, ya que sus trabajadores, principalmente inmigrantes alemanes, franceses y centro europeos, vivían en peores condiciones. Todavía realizaban jornadas de 13 y 14 horas de trabajo de 4 de la mañana a 8 de la tarde y vivían en condiciones indignas junto con sus familias a las que apenas veían.

De 125.000 trabajadores en Chicago y alrededores, casi 40.000 consiguieron las 8 horas ante la amenaza de huelga del 1 de mayo, pero el resto tuvieron que declararse en huelga y continuarla en días sucesivos. Así el día 2 la policía disolvió violentamente una manifestación de más de 50.000 personas. El día 3 se convocó una nueva manifestación frente a las puertas de la factoría McCormik, única fábrica que no había parado el 1 de Mayo. En realidad esta fabrica había despedido a sus empleados en Febrero por negarse a ceder parte de su sueldo para la construcción de una iglesia y declararse en huelga. En su lugar emplearon a esquiroles.

Así mientras en el mitin del día 3 de Mayo frente a sus puertas daba su discurso August Spies, sonó la sirena de salida de la fabrica McCormik, y los asistentes a la manifestación se lanzaron contra los rompe huelgas produciéndose un enfrentamiento que la policía resolvió disparando indiscriminadamente contra los manifestantes, asesinando a 6 de ellos y produciendo centenares de heridos, incluyendo mujeres y niños. Adolph Fischer, redactor del periódico en lengua alemana Arbeiter Zeitung, presente en la manifestación se dirige inmediatamente a la redacción de su periódico y escribe la siguiente proclama de la que distribuye 25.000 copias:

"Trabajadores: la guerra de clases ha comenzado. Ayer, frente a la fábrica McCormik, se fusiló a los obreros. ¡Su sangre pide venganza! ¿Quién podrá dudar ya que los chacales que nos gobiernan están ávidos de sangre trabajadora? Pero los trabajadores no son un rebaño de carneros. ¡Al terror blanco respondamos con el terror rojo! Es preferible la muerte que la miseria. Si se fusila a los trabajadores, respondamos de tal manera que los amos lo recuerden por mucho tiempo. Es la necesidad lo que nos hace gritar: ¡A las armas!. Ayer, las mujeres y los hijos de los pobres lloraban a sus maridos y a sus padres fusilados, en tanto que en los palacios de los ricos se llenaban vasos de vino costosos y se bebía a la salud de los bandidos del orden... ¡Secad vuestras lágrimas, los que sufrís! ¡Tened coraje, esclavos! ¡Levantaos!.


Terminaba la nota convocando una reunión popular en la plaza Haymarket para la noche del 4 de mayo,y concluía con las palabras: “¡Trabajadores, concurrid armados y manifestaos con toda vuestra fuerza!”. Esta frase (y aquella que decía “¡A las armas!”) fueron tachadas por Spies, director de la imprenta. Sin embargo, posteriormente, al hacerse la Policía con los originales, convirtió esas frases no publicadas en el tema central de su acusación.



La revuelta de Haymarket y el 4 de Mayo.

En el atardecer del 4 de Mayo Haymarket era sólo una de las muchas reuniones de protesta que se organizaron por todo Chicago. Asistían unas 15.000 personas y los discursos se sucedían uno tras otro. Primero habló Spies, y a este le sucedió Albert Parsons. Después de Parsons, hablo Samuel Fielden. Estaba éste aún en la tribuna en el momento que  arreció la lluvia y la gente comenzó a dispersarse.

Apenas quedaban unos cientos de asistentes, cuando la policía comenzó a avanzar hacia los manifestantes para intentar dispersarlos violentamente como en anteriores ocasiones. En ese momento se produjo una explosión entre el grupo de policías desatando su furia de forma que comenzaron a disparar a los asistentes provocando 38 muertos y mas de 200 heridos. Siete policías murieron, la mayoría victima de sus propias balas.

En Chicago se desató una verdadera caza de brujas y miles de revolucionarios y huelguistas fueron encerrados. Se destruyeron las prensas de los periódicos obreros y alentados por la prensa burguesa arrestaron a todo el equipo de imprenta del Arbeiter Zeitung.



Los Mártires de Chicago.


Al día siguiente, los periódicos daban por hecho que los anarquistas eran los culpables del lanzamiento de la bomba. La policía realizó una batida contra anarquistas y socialistas y detuvo e interrogó de manera brutal a varios cientos de personas. Tenían más interés en conseguir pruebas en contra de los detenidos que en averiguar quien había arrojado la bomba. Se compró a todo aquel que se ofreciera a testificar por la fiscalía y en contra de los acusados.

El 21 de junio de 1886, se inició la causa contra una treintena de acusados, aunque luego su número quedó  reducido a 8. Pese a que el juicio fue una farsa alejada de toda norma procesal, y aunque nada pudo probarse en su contra, a los ocho de Chicago les declararon culpables de ser enemigos de la sociedad y el orden establecido.

En la actualidad se considera que su juicio estuvo motivado por razones políticas y no por razones jurídicas, es decir se juzgó su orientación política y su lucha por la obtención de la jornada de 8 horas.

El 20 de Agosto de 1886 fue leído el veredicto de condena y los discursos de todos ellos tras oír la sentencia todavía se conservan.

El 11 de noviembre de 1887, fueron ahorcados en la cárcel de Chicago los dirigentes anarquistas y socialistas August Spies, Albert Parsons, Adolf Fischer y George Engel. Louis Lingg, también condenado a muerte, se había suicidado el día anterior en su celda mediante un pequeño dispositivo explosivo. La condena de Samuel Fielden y Michael Schwab fue conmutada por la de cadena perpetua y Oscar W. Neebe fue condenado a quince años de trabajos forzados.

Así relató la ejecución el poeta cubano José Martí, corresponsal del periódico La Nación de Buenos Aires:

...salen de sus celdas. Se dan la mano, sonríen. Les leen la sentencia, les sujetan las manos por la espalda con esposas, les ciñen los brazos al cuerpo con una faja de cuero y les ponen una mortaja blanca como la túnica de los catecúmenos cristianos. Abajo está la concurrencia, sentada en hilera de sillas delante del cadalso como en un teatro... Firmeza en el rostro de Fischer, plegaria en el de Spies, orgullo en el del Parsons, Engel hace un chiste a propósito de su capucha, Spies grita: "la voz que vais a sofocar será más poderosa en el futuro que cuantas palabras pudiera yo decir ahora». Les bajan las capuchas, luego una seña, un ruido, la trampa cede, los cuatro cuerpos caen y se balancean en una danza espantable...

En 1893, el nuevo gobernador de Illinois, accedió a revisar el proceso. Las diligencias practicadas entonces establecieron que los ahorcados no habían cometido ningún crimen y que “habían sido víctimas inocentes de un error judicial”. Schwab, Fielden y Neebe fueron puestos en libertad, pero ya era demasiado tarde para los otros cinco.




NOTA

Para profundizar en los hechos puedes leer las páginas y documentos que han servido de base para elaborar este artículo:

Wikipedia: Haymarket Affair
Wikipedia: Dia Internacional de los Trabajadores
Revolutionary Comunist Party, USA
UGT: Historia del 1 de Mayo
Edición Virtual de "Los Martires de Chicago" de Ricardo Mella.

En este último enlace puedes acceder además a amplios extractos de los discursos pronunciados, tras oír su sentencia, por los 8 condenados en el juicio-farsa. Son discursos emocionantes, que rebosan dignidad y nos demuestran hasta que punto estos héroes eran conscientes de la importancia de su lucha. A todos se les ofreció conmutar su pena por la cadena perpetua, pero todos se negaron porque eso supondría reconocer que eran culpables de un crimen que no habían cometido.



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