En la anterior entrada del blog se contaban algunos detalles de la
rocambolesca firma de la
prorroga y modificación del convenio de los estibadores portuarios del
puerto de Bilbao ─en adelante el nuevo convenio─ y como UGT se ha visto prácticamente
obligada a denunciar el mismo, al entender que no se han respetado las
preceptivas disposiciones legales en materia de negociación colectiva.
Una vez conocidas las formas, ¿habrá algo especialmente destacable en el texto
del mismo que merezca la pena ser debatido?
La única respuesta posible tendría que ser que no; porque en cualquier otro caso, ¿cómo se explicaría entonces que dicho convenio fuera firmado por una organización, según sus estatutos asamblearia, sin antes haberlo trasladado a la asamblea de trabajadores, para debatirlo y someter a votación su posible aprobación? Eso, que sería inimaginable en cualquier otro puerto que no fuera el nuestro, es aquí el pan nuestro de cada día. Al fin y al cabo, en Bilbao estas cosas no pasan factura, sino ningún sindicato, por mayoritario que fuera, se hubiera atrevido a constituir una mesa de negociación y a firmar un convenio en el plazo de apenas 2 horas, a espaldas de la asamblea de trabajadores.
Por cierto, la respuesta correcta es que si, ya que existen al menos un 14% de razones que debieran de haber sido ampliamente debatidas por todos los trabajadores, a los que nuevamente se les ha privado de decidir su futuro sin poder contrastar si la información que les ha llegado es correcta, o incompleta e interesada. Aunque también es cierto que mucha culpa (toda) de que esto siga pasando la tenemos los propios trabajadores.
La única respuesta posible tendría que ser que no; porque en cualquier otro caso, ¿cómo se explicaría entonces que dicho convenio fuera firmado por una organización, según sus estatutos asamblearia, sin antes haberlo trasladado a la asamblea de trabajadores, para debatirlo y someter a votación su posible aprobación? Eso, que sería inimaginable en cualquier otro puerto que no fuera el nuestro, es aquí el pan nuestro de cada día. Al fin y al cabo, en Bilbao estas cosas no pasan factura, sino ningún sindicato, por mayoritario que fuera, se hubiera atrevido a constituir una mesa de negociación y a firmar un convenio en el plazo de apenas 2 horas, a espaldas de la asamblea de trabajadores.
Por cierto, la respuesta correcta es que si, ya que existen al menos un 14% de razones que debieran de haber sido ampliamente debatidas por todos los trabajadores, a los que nuevamente se les ha privado de decidir su futuro sin poder contrastar si la información que les ha llegado es correcta, o incompleta e interesada. Aunque también es cierto que mucha culpa (toda) de que esto siga pasando la tenemos los propios trabajadores.
Volviendo al convenio, el caso es que, al parecer, había mucha prisa en
firmarlo. Tanta prisa había que, en vez de entrar en funcionamiento con
carácter inmediato, se vincula su puesta en marcha a la hipotética formación
del centro portuario de empleo del puerto de Bilbao. Tanta prisa había que,
como se descuiden un poco, el convenio habrá caducado antes de su puesta en
marcha. De momento lo que tenemos es un nuevo convenio que se firma con
fecha de 6 de febrero; que 8 semanas después sigue sin haber sido registrado;
y que el 30 de Abril, dentro de apenas 4 semanas, habrá caducado. Eso es: el
convenio, según consta en su articulado, queda auto denunciado el día 30 de
Abril de 2019.
Por cierto, según la ley, el plazo para que la administración autorice la formación de una ETT (y el CPE) es de 1 mes máximo, pasado dicho plazo, el silencio administrativo se considera como respuesta positiva. Si las empresas solicitaron la transformación en CPE justo después de la firma del convenio, como así aseguraron que harían, ese plazo ha sido superado en más de 3 semanas. Así que parece ser que alguien está engañando a alguien...
Por cierto, según la ley, el plazo para que la administración autorice la formación de una ETT (y el CPE) es de 1 mes máximo, pasado dicho plazo, el silencio administrativo se considera como respuesta positiva. Si las empresas solicitaron la transformación en CPE justo después de la firma del convenio, como así aseguraron que harían, ese plazo ha sido superado en más de 3 semanas. Así que parece ser que alguien está engañando a alguien...
... o ambos nos están engañando a todos con este juego.
Por un lado, las empresas consiguen que queden por escrito, y en forma de
convenio colectivo, toda una serie de concesiones por parte de la mayoría
sindical, en cuanto a la renuncia a la actualización salarial, ampliación de
la jornada laboral, y renuncia al día de fiesta compensatorio por trabajar en
el primer turno del viernes noche, entre otros aspectos; así como echar tierra
sobre la reivindicación de UGT de que el ahorro que para las empresas ha
supuesto la vuelta de los RLC a Bilboestiba, fuera tomado en cuenta y cale
entre los trabajadores. Las empresas tienen el acuerdo que querían, aún mejor,
ya que nunca soñaron que pudiera ser tan beneficioso para ellas, y además lo
van a aplicar mucho antes de lo que está señalado en el acuerdo de Madrid, que
establece que entre en vigor a la firma del V Acuerdo Marco. Aunque de momento
tengan que esperar un tiempo para que los perniciosos efectos del acuerdo no
queden de manifiesto en pleno proceso de elecciones sindicales
Por otro lado, Coordinadora evita la formación de una verdadera mesa de
negociación, en la que se pudieran plantear algunos otros temas mucho más
importantes, pero también mucho más incómodos para ellos por las promesas que
habían hecho en los últimos meses (... eso será lo primero cuando se negocie el nuevo convenio... , (...)
aquello se cambiará en la mesa del convenio, etc...), o evitan tener que pronunciarse sobre ciertos aspectos (entradas, libre
elección, subidas salariales, descansos, etc, sobre los que lo que ahora dicen
no tiene porque parecerse a lo que en el futuro hagan. Así es como la
mesa de negociación de un nuevo convenio se ha convertido en la firma de una
prorroga, de tal modo que nadie pueda afearles todavía el
incumplimiento de las promesas echas a diestro y siniestro. Además seguro que
alguno está dispuesto a comprar aquello de que gracias a este acuerdo las
empresas formarán la CPE en Bilbao y vamos a salvar la estiba y seremos
felices y comeremos perdices.
En resumen, todos ganan. Las empresas abaratan los costes salariales en torno
a un 14% a costa de nuestro sueldo y condiciones de trabajo, y Coordinadora
consigue una tregua hasta las elecciones sindicales. ¿O es que alguien cree
que es una casualidad que el convenio caduque el 30 de abril, justo cuando da
comienzo el proceso electoral en Bilboestiba?
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