BOCADOS DE REALIDAD

Ni vamos a pintar la realidad de color de rosa ni nos vamos a mostrar irrealmente optimistas acerca de la negociación del convenio. Claro que nos gustaría dar buenas noticias, pero no a costa de faltar a la verdad, o maquillarla convenientemente en aras a mantener a los estibadores ignorantes de la realidad y desmovilizados. Para éso se bastan y se sobran otros. Si parecemos pesimistas y escépticos es porque realmente lo somos, y lo somos porque el proceso en sí mismo y la forma en que se esta desarrollando no nos deja, apenas, otra posibilidad.

Son diversas las razones que nos han llevado a esta situación y la verdad es que resulta cada vez más evidente que la intranquilidad, y cierta dosis de desánimo se han instalado ya entre los estibadores del puerto de Bilbao. Avanza el tiempo y apenas se entrevé progreso alguno que nos conduzca hacia un posible acuerdo con las empresas estibadoras.

Para empezar, han pasado ya varios meses desde que se formó la mesa del convenio, y poco o nada bueno ha traído la negociación ante la evidente falta de interés de las empresas y la poca seriedad con que se han tomado el proceso. A la mayoría de las reuniones no asiste ningún representante de las mismas con capacidad real de negociación a pesar de las quejas y reproches de UGT, principalmente, entre los sindicatos.

Por supuesto que tampoco se dignan a exponer ninguna plataforma o documento de trabajo que recoja su idea de convenio y sobre el que ir avanzando en pos del acuerdo o que sirva como guía para ir acercando posturas. Se limitan a lanzar ideas inconexas y maximalistas sobre las que resulta imposible debatir en tanto en cuanto no dejan apenas salidas a la parte social: en cualquier aspecto que se plantea pretender conseguir el cien por cien de sus objetivos.

No quieren negociar, quieren imponerse y para ello no dudan en utilizar el factor tiempo y la excusa de la situación económica, como catalizadores del miedo que la omnipresente crisis ha establecido ya en el imaginario colectivo de los trabajadores, haciéndonos creer que la pérdida de derechos y poder adquisitivo es inevitable e inherente al tiempo que nos ha tocado vivir. Alguien tendría que recordarnos que esto no ha de  ser así y que hay formas de conseguir llevar la negociación por un camino diferente al actual. Si queremos conseguir buenas condiciones para mañana tendremos que sacrificar algo hoy. Perder para ganar, la eterna historia de la clase trabajadora.

Bajo estas circunstancias, fácilmente constatables si se acude a las actas oficiales de las reuniones de la mesa del convenio, no es extraño que andemos preocupados los estibadores de Bilbao. Pero curiosamente no todos lo están y, aún con la falta de avances concretos, nos llegan día a día confusos ecos de lo bueno que va a ser el nuevo convenio y del gran avance que supondrá para los trabajadores; el mejor de la historia sin lugar a dudas dicen unos, besaremos el suelo que pisan quienes lo negocian dicen otros, se erigirán estatuas para conmemorarlo aseguran los más entusiastas y todos nos afiliaremos en masa a coordinadora como reconocimiento a su gran hazaña pronostican desafiantes los más confiados. Y todo esto sin tener que llevar a cabo ninguna movilización ni medida de presión por parte de los trabajadores, sólo por nuestra cara bonita, o más bien por la cara bonita de quienes negocian ¿en nuestro nombre? sean o no representantes elegidos por los estibadores.

Pero quien ante la insistencia de sus afiliados e incluso de los afiliados de UGT u otros sindicatos se descuelga con esas afirmaciones, no presenta ninguna prueba ni acta oficial u oficiosa que apoye con datos sus optimistas pronósticos. Pronósticos que son tan flexibles como las condiciones de trabajo y horarios que quieren para nosotros los empresarios, ya que en verano auguraban un acuerdo a final de año y entonces aseguraban que todo estaría firmado para marzo. Ahora dicen que esta hecho al 80% y que será legendario. No cabe otra posibilidad que todo sea pura desinformación y que con el ánimo de tranquilizar a los trabajadores se les mienta sin pudor alguno.

Pero si existe otra posibilidad. Una posibilidad que habríamos preferido no contemplar, y que supondría que Coordinadora estuviera jugando a dos bandas y siendo absolutamente desleal con el resto de sindicatos a los que ella misma ha convocado en torno a una plataforma sindical conjunta para enfrentar de forma unitaria los requerimientos de la patronal. Porque si lo que algunos delegados de Coordinadora van contando por ahí tiene algo de verdad, sólo puede tenerlo en tanto en cuanto sea el reflejo de una negociación paralela y secreta, ajena a la plataforma conjunta que debería ser la base de cualquier negociación.

Aún resistiéndonos a aceptar esta última posibilidad, los extraños acontecimientos de estas dos últimas semanas no hacen, sin embargo, más que evidenciar que coordinadora no está actuando con la necesaria transparencia en un tema tan importante para el futuro de los estibadores y que su comportamiento está siendo cuanto menos opaco y poco claro, sino desleal y conspirativo.

Cuando Coordinadora (con la colaboración necesaria del resto de sindicatos de la mesa bien por acción u omisión) el pasado martes 5 de Marzo decide de buenas a primeras convocar una reunión de sindicatos en torno a la plataforma conjunta y no invitar a UGT de manera sorpresiva. ¿No es acaso su intención que UGT, ahora legitimada sin duda, decida dejar la plataforma conjunta acabando así con la unidad de acción? ¿Que pretendían añadir a la plataforma sindical conjunta ese día para que la presencia de UGT resultara tan molesta?

¿No están buscando de esta forma una excusa para desmontar el trabajo hecho y presentar un posible acuerdo logrado en una negociación paralela?

¿Por qué sino se encargan además de tergiversar la realidad y confundir a sus afiliados y a quien lo quiera oír, diciendo que UGT no quiere estar en la plataforma conjunta, cuando es precisamente al contrario?

¿Por qué sino emprende una campaña personal difamatoria contra los delegados de UGT acusandolos de no tomarse en serio el convenio y la plataforma conjunta, cuando somos precisamente nosotros los que más insistimos en que los acuerdos a los que se han llegado en esa plataforma sindical son irrenunciables a priori y que los defenderemos con todas las consecuencias? ¿Acaso es eso lo que temen? ¿Que pretendamos defender nuestros propios acuerdos?

¿Era toda esta plataforma una estrategia para tenernos entretenidos y neutralizarnos? ¿Se creen que vamos a dejar que firmen un mal convenio sin levantar la voz y sin fiscalizar los compromisos a los que ellos mismo llegaron con el resto de sindicatos si luego renuncian a ellos?

Si somos convocados a la próxima reunión entre sindicatos, acudiremos y por supuesto que pediremos explicaciones, y si estas nos convencen mínimamente nos quedaremos para trabajar en la plataforma, y si alguien pretende desmontar esta plataforma desde dentro, nos resistiremos y en última instancia nos marcharemos dando un portazo y explicando a todos nuestros afiliados primero, y al resto de trabajadores después por qué nos vamos.

No seremos la coartada de nadie. Y tampoco vamos a poner los sentimientos personales por encima de los intereses colectivos, así que todos nuestros afiliados deben saber que mientras exista una pequeña posibilidad de que el trabajo sindical conjunto prospere UGT va a estar ahí, y que si alguien no quiere que esté o si a alguien no le interesa que esté, habrá de echarnos explícitamente.

Aún en ese caso seguiremos trabajando por el mejor convenio posible y trataremos de explicar cada aspecto del mismo para fomentar el debate y la comunicación con todos los trabajadores, y que llegado el momento estos puedan levantar, o no, la mano con todos la información en su haber.

Así mismo queremos aprovechar para insistir a todos los afiliados que estén preocupados por cualquier aspecto del convenio que no duden en preguntar por cualquier medio o en acudir a la sección sindical para hablar del mismo. Cualquier idea será bienvenida y debatida, ya que si el convenio es para todos, todos hemos de participar en su elaboración en la medida de nuestras posibilidades.

Si hasta ahora hemos guardado silencio es porque no queríamos enrarecer el ambiente y que nadie pueda echarnos luego en cara la falta de unidad sindical. Pero ante la insistencia de las preguntas de nuestros afiliados y ante el hecho de que ignorar ciertas insinuaciones no hace sino envalentonar a los difamadores, no tenemos más remedio que salir a la palestra y contar nuestra versión de los acontecimientos, hartos ya como estamos de andar todo el día defendiéndonos por cosas que no hemos hecho, o de las que no tenemos ninguna culpa o responsabilidad.